La Himalayan 400 es como una buena herramienta: simple, robusta y con lo esencial para cumplir la función para la que fue construida, pero además es demasiado fácil de manejar, traza las curvas como leyendo la mente, transmite seguridad cuando más se necesita, su motor funciona muy bien a bajas revoluciones, manteniendo muy buenas velocidades de crucero (para el mundo real), sin vibraciones, gastando poco combustible, con unas suspensiones que se tragan casi todo, es muy alta para no pegar por debajo y si llega a pegar está muy bien blindada con un cubre-cárter muy resistente y que resguarda muy bien toda la zona inferior. También se agradece la baja altura de su asiento, porque en los momentos más difíciles llegar al suelo con ambos pies no tiene precio.
Comments